Desde 1972, la Iglesia Católica en los Estados Unidos ha dedicado octubre como “el Mes del Respeto a la Vida”. En un mundo que está cambiando rápidamente, donde la dignidad de la vida humana y la santidad de la creación no son necesariamente una prioridad común, es tan importante para nosotros defender y dar testimonio de la santidad de toda vida. ¿Es fácil? No. ¿Existen complicaciones políticas y sociales para muchos de estos temas? Definitivamente. Pero a medida que abordamos estos, es muy importante que demos fe de nuestra creencia en la naturaleza sagrada de toda vida.
Entonces, para ser “Pro-vida”…
- Oremos para que las mujeres en situaciones difíciles no busquen abortar a su hijo no nacido, pero que encuentren la ayuda, apoyo y la sanación necesaria para elegir la vida.
- Cuando alguien está seriamente enfermo y cerca del fin de su vida, les ofrezcamos compasión y cuidado, no la eutanasia.
- Debemos reconocer como el don de la creación de Dios ha sido dañado trágicamente por abusos de las industrias y otras actividades humanas; debemos actuar mas responsablemente y trabajar para dar lugar a una sanación.
- Inmigrantes, migrantes y refugiados son seres humanos, no un problema ni estadísticas.
- Para una sociedad sana, necesita haber buenos programas de salud disponibles para todos.
- El racismo es inaceptable, debe desaparecer de nuestro ambiente.
- La violencia no resuelve nada.
- La pena de muerte es obsoleta (y muchas veces aplicada injustamente).
- La familia es una base importante en la sociedad.
- Debemos promover la dignidad humana de todos.
En estas, y otras áreas desafiantes de la vida, esforcémonos por construir un mundo donde el don de la vida sea valorado, promovido y protegido.
--P. Edwin